04 Nuestra Sede

ESCRITO QUE SE RECOGE EN EL LIBRO DE ACTAS DE LA SUM «LA CONSTANCIA»,

CON MOTIVO DE LA INAUGURACIÓN DE SU SEDE SOCIAL,

EL 21 DE JUNIO DE 1.984

Se diluía el eco de la última campanada. Doce notas lentas, pausadas. El sol abría, aún más, sus ojos y sumábase, con ahínco, al delirio general.

Hacen su entrada al pueblo por el sur, la Filarmónica de Callosa; por el Este, La Nueva Unión Musical de Granja y por el Oeste, La Aurora de Albatera. Marcha al frente de cada una de ellas, una joven músico de nuestra Banda. Plenas de satisfacción, sintiendo el protagonismo que su uniforme les transmitía y correspondiendo con su mejor don: La sonrisa de sus pocos años .

Unos tras otros, van confluyendo en la Plaza de España. Allí congregadas las autoridades: D. Francisco Zaragoza, Delegado de Cultura de la Excma. Diputación, D. Juan Gelardo, Alcalde de la Villa, D. Angel Asunción, Presidente de la Federación Valenciana de Sociedades Musicales, Delegado Provincial, D. Francisco Maciá, Cura parroquial, músicos y gente de la música, vecinos de la comarca, ciudadanos de Catral. Todos cortejados por nuestra Banda, que a una señal de D. Adolfo, el director, sale en busca de nuestro Presidente, Pedro Aguilar y su mujer, Rosario Hernández, madrina del acto.

No fue larga la espera, apenas minutos después, hacen su aparición. La gente enmudece. El sol, celoso, se sonroja y lanza interminables guiños reclamando su protagonismo. Es inútil, el aire denso acogía las notas y las retenía como recreándose, al tiempo que nuestra madrina hacia acto de presencia.

Acto seguido sale la comitiva recorriendo las calles de Santa Bárbara, Purísima y Azorín hacia nuestra sociedad, allí tras cortar la cinta de acceso al edificio, suben a la terraza principal las distintas autoridades.

Era nuestro turno, apenas unos minutos inadvertidos para la mayoría. El mecanismo directivo a pleno funcionamiento. Se iban a reflejar largas horas de trabajo. Miguel Berenguer, al micrófono, con su acostumbrada oratoria. Estuvo locuaz. Antonio Irañeta, hábil, a cargo de las autoridades, Pedro Aguilar, en su papel, emotivo en el recuerdo al fallecido José Guirau, Manolo Ruiz inmortalizando el acto con su vídeo. José María Llopis, Antonio Martínez, Luis Alberto Rocamora y José González, «el Peña», como lo que son: músicos, que constituía sinónimo de generosidad, esfuerzo y orgullo. José Antonio Ferrández, Antonio Martínez Martínez y Joaquín Lucas, atendiendo a unos y a otros, en esa labor sombría bajo los impecables rayos indómitos.

Un engranaje del que sería injusto omitir ciertos nombres. Luis Ferrández, José García Gómez, Otón Rocamora, Pascual García, componentes de la anterior Directiva, que nos legaron esas interminables sesiones diarias, ¡sí, diarias!, que constituyeron el dedo indicador de nuestro horizonte.

Van haciendo uso de la palabra las autoridades: Sr. Alcalde, Sr. Cura, nuestro Presidente, el Presidente de la Federación, el cual hizo una brillante alocución en pro de la música y de los músicos y cerró el acto el Delegado de Cultura de la Diputación, Francisco Zaragoza.

Nuestra Banda interpretó el pasodoble «Catral», inédito todavía, compuesto por nuestro paisano Francisco Aguilar y con arreglos para banda de Luis Rocamora. Finalmente, contoneándose suavemente, es izada la bandera al compás de los acordes de nuestro himno nacional. El acto concluía quedaban todos en verse a la hora del baile. Tras éste, se lanzó un monumental castillo, una hermosa palmera. Fue nuestro último obsequio, nuestro ramo de flores a ese astro, que vencido y resignado, había cerrado sus párpados ante el esplendor de nuestra Sociedad.